LA GOTA.
Es un trastorno hereditario del metabolismo de las purinas (componentes de ciertas proteínas, las nucleoproteínas), por el cual se acumulan concentraciones anormales de ácido úrico en la sangre. Como consecuencia, se forman unas sales (uratos de sodio) que pueden depositarse en articulaciones pequeñas y tejidos vecinos (tofos).
Estos depósitos a su vez pueden dañar las articulaciones y dar lugar a una artritis crónica. La enfermedad, que suele ocurrir después de los 35 años, se caracteriza por dolor artrítico por lo general localizado en un ataque súbito que se inicia en el dedo gordo del pie y que continúa hacia arriba por la pierna.
La hiperuricemia es una concentración de ácido úrico en sangre por encima de 7 miligramos por decilitro. La hiperuricemia no necesariamente se acompaña de gota o de litiasis renal, en cuyo caso se denomina hiperuricemia asintomática. Sin embargo a mayores niveles de ácido úrico, las posibilidades de sufrir gota aumentan significativamente.
A medida que avanza la enfermedad, los síntomas son más frecuentes y prolongados. En cuanto a los ataques, se sabe que tienen relación con la alimentación, la obesidad, la ingesta de bebidas y los ejercicios excesivos.
El tratamiento de la hiperuricemia comprende la dieta y agentes reductores del ácido úrico. Actualmente la dieta no tiene el papel fundamental que ha tenido en épocas anteriores en el tratamiento de la hiperuricemia ya que los agentes farmacológicos son muy eficaces y, además, es necesario seguir una dieta muy pobre en purinas para conseguir descensos moderados de los niveles de ácido úrico.
Una dieta con restricción estricta en purinas puede descender el nivel de ácido úrico entre 0,6 y 1,8 miligramos por decilitro de sangre. Sin embargo, el consejo dietético sigue siendo importante para el control completo del paciente con hiperuricemia.
Adecuar la ingesta calórica para conseguir el normopeso de forma progresiva y no brusca (el ataque de gota puede ser provocado por una comida muy copiosa o, paradójicamente por un ayuno).
Reducir las purinas de la dieta para ayudar a que descienda el valor de ácido úrico en sangre. Se debe disminuir el consumo de alimentos ricos en purinas (vísceras, carnes, pescados azules, marisco...). Las legumbres tienen un contenido moderado en purinas (consumir tan sólo una vez por semana).
Reducir o suprimir las bebidas alcohólicas ya que pueden dar lugar a una crisis aguda de gota (incrementa la producción de ácido úrico).
No excederse en el consumo de grasas, ya que la excreción de suratos por la orina tiende a reducirse y puede favorecer la formación de cálculos en el riñón.
Aumentar el consumo de hidratos de carbono complejos frente a los sencillos y las grasas. Una dieta rica en cereales, féculas y verduras pobre en purinas, estimula la excreción de uratos.
Beber dos litros y medio de líquidos al día: alimentos y bebidas (agua, infusiones, zumos, gelatina).
ALIMENTOS ACONSEJADOS
Leche y lácteos: Leche y yogur desnatados, queso fresco y requesón, quesos especiales con porcentaje de grasa modificada estilo "manchego" y quesos blancos desnatados.
Carnes, pescado, huevos y derivados: Limitar la cantidad de consumo de estos alimentos; pollo sin piel y carnes con poca grasa, pescado blanco y huevos.
Cereales y patatas: Patatas (fécula), arroz, pastas alimenticias y otros cereales.
Legumbres: Pueden tomarse una vez por semana. Se recomienda combinar con papas o arroz y verduras bajas en purinas y no incluir ingredientes de origen animal ni demasiadas grasas.
Verduras y hortalizas: Crudas, cocidas y en puré, salvo las flatulentas y las ricas en purinas.
Frutas: Frescas a ser posible con piel y bien lavadas, batidas, cocidas y al horno, salvo las indicadas en "alimentos limitados".
Bebidas: Agua bicarbonatada, infusiones, zumos naturales y licuados de frutas.
Grasas: Aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja), mantequilla, margarinas vegetales, mejor en crudo.
Es un trastorno hereditario del metabolismo de las purinas (componentes de ciertas proteínas, las nucleoproteínas), por el cual se acumulan concentraciones anormales de ácido úrico en la sangre. Como consecuencia, se forman unas sales (uratos de sodio) que pueden depositarse en articulaciones pequeñas y tejidos vecinos (tofos).
Estos depósitos a su vez pueden dañar las articulaciones y dar lugar a una artritis crónica. La enfermedad, que suele ocurrir después de los 35 años, se caracteriza por dolor artrítico por lo general localizado en un ataque súbito que se inicia en el dedo gordo del pie y que continúa hacia arriba por la pierna.
La hiperuricemia es una concentración de ácido úrico en sangre por encima de 7 miligramos por decilitro. La hiperuricemia no necesariamente se acompaña de gota o de litiasis renal, en cuyo caso se denomina hiperuricemia asintomática. Sin embargo a mayores niveles de ácido úrico, las posibilidades de sufrir gota aumentan significativamente.
A medida que avanza la enfermedad, los síntomas son más frecuentes y prolongados. En cuanto a los ataques, se sabe que tienen relación con la alimentación, la obesidad, la ingesta de bebidas y los ejercicios excesivos.
El tratamiento de la hiperuricemia comprende la dieta y agentes reductores del ácido úrico. Actualmente la dieta no tiene el papel fundamental que ha tenido en épocas anteriores en el tratamiento de la hiperuricemia ya que los agentes farmacológicos son muy eficaces y, además, es necesario seguir una dieta muy pobre en purinas para conseguir descensos moderados de los niveles de ácido úrico.
Una dieta con restricción estricta en purinas puede descender el nivel de ácido úrico entre 0,6 y 1,8 miligramos por decilitro de sangre. Sin embargo, el consejo dietético sigue siendo importante para el control completo del paciente con hiperuricemia.
Adecuar la ingesta calórica para conseguir el normopeso de forma progresiva y no brusca (el ataque de gota puede ser provocado por una comida muy copiosa o, paradójicamente por un ayuno).
Reducir las purinas de la dieta para ayudar a que descienda el valor de ácido úrico en sangre. Se debe disminuir el consumo de alimentos ricos en purinas (vísceras, carnes, pescados azules, marisco...). Las legumbres tienen un contenido moderado en purinas (consumir tan sólo una vez por semana).
Reducir o suprimir las bebidas alcohólicas ya que pueden dar lugar a una crisis aguda de gota (incrementa la producción de ácido úrico).
No excederse en el consumo de grasas, ya que la excreción de suratos por la orina tiende a reducirse y puede favorecer la formación de cálculos en el riñón.
Aumentar el consumo de hidratos de carbono complejos frente a los sencillos y las grasas. Una dieta rica en cereales, féculas y verduras pobre en purinas, estimula la excreción de uratos.
Beber dos litros y medio de líquidos al día: alimentos y bebidas (agua, infusiones, zumos, gelatina).
ALIMENTOS ACONSEJADOS
Leche y lácteos: Leche y yogur desnatados, queso fresco y requesón, quesos especiales con porcentaje de grasa modificada estilo "manchego" y quesos blancos desnatados.
Carnes, pescado, huevos y derivados: Limitar la cantidad de consumo de estos alimentos; pollo sin piel y carnes con poca grasa, pescado blanco y huevos.
Cereales y patatas: Patatas (fécula), arroz, pastas alimenticias y otros cereales.
Legumbres: Pueden tomarse una vez por semana. Se recomienda combinar con papas o arroz y verduras bajas en purinas y no incluir ingredientes de origen animal ni demasiadas grasas.
Verduras y hortalizas: Crudas, cocidas y en puré, salvo las flatulentas y las ricas en purinas.
Frutas: Frescas a ser posible con piel y bien lavadas, batidas, cocidas y al horno, salvo las indicadas en "alimentos limitados".
Bebidas: Agua bicarbonatada, infusiones, zumos naturales y licuados de frutas.
Grasas: Aceites de oliva y semillas (girasol, maíz, soja), mantequilla, margarinas vegetales, mejor en crudo.
RECOMENDACIONES DIETETICAS
Etapa de remisión tras crisis aguda:
- Si la persona tiene sobrepeso u obesidad, programar una dieta más equilibrada y ajustada en calorías hasta lograr el peso adecuado.
- Consumir gran variedad de alimentos de acuerdo con el plan dietético aconsejado.
- Preferir los lácteos descremados para reducir la energía y el margen de grasa de la dieta.
- Evitar la ingesta de alcohol. Sólo aporta calorías vacías y aumenta la producción de ácido úrico y triglicéridos en sangre. (Aproximadamente un 75% de las personas con gota padecen hipertrigliceridemia).
- Está permitido el consumo de café, té, cacao y chocolate. Estos alimentos contienen metilxantinasas, así como cafeína o teína, con semejanza química a las purinas, pero que no se transforman en ácido úrico.
- Tomar suficiente cantidad de líquidos, para prevenir la litiasis, especialmente si existen antecedentes de cálculos o se utilizan medicamentos uricosúricos. Al alcalinizar la orina aumenta la solubilidad del ácido úrico (aguas bicarbonatadas).
- Excluir las vísceras y despojos, pescado azul, extractos y caldos de carne, salsas de carne, marisco y verduras ricas en purinas.
- Reducir la frecuencia de consumo o la ración de: Carnes, aves, pescado blanco y derivados.
- Legumbres, sobre todo lentejas, habas y guisantes secos. Contienen una cantidad moderada de purinas. No es necesario suprimirlas por completo, ya que su consumo es bajo.
- La cantidad de aceite viene dada en función del margen de grasa de la dieta. Siempre que sea posible, emplear el aceite y la margarina vegetal como aliño en crudo, mejor tras el cocinado, para controlar la cantidad.
- Preferir alimentos jugosos y poco grasos. Utilizar salsas y guarniciones bajas en grasa: a base de hortalizas, salsas con mínima cantidad de ingredientes grasos (evitar las ricas en nata, quesos grasos, aceites y mantequilla).
No hay comentarios:
Publicar un comentario